05 diciembre 2006

Bilingüe, trilingüe, cuatrilingüe...

A mí me gustaría ser bilingüe; y no digamos trilingüe. De hecho, siempre sentí admiración por las personas que dominan varios idiomas. Siempre sentí envidia de los ciudadanos de los países nórdicos y centroeuropeos. Se manejan en inglés desde casi siempre con una gran soltura, conscientes de que dominar la lengua de Chéspir solo reporta beneficios.

En el lado contrario están mis admirados (por otros motivos, claro) hijos de la Gran Bretaña y los estadounidenses. Éstos, beneficiándose de que medio mundo (o más) chapurrea el inglés, no se ven en la necesidad de aprender otros idiomas. Y ahí los tienes: el jamón de pata negra y el vino sí que lo conocen, sí, pero se valen de que el metre sabe inglés. Resumiendo: mientras Beckham, tras casi cuatro años en Madrid, apenas sale de un Hala Madrid de vez en cuando, Van Nistelrooy, holandés él, en solo unos meses aquí se defiende con soltura en el idioma de Cervantes.

Durante años también me he admirado al ver los esfuerzos de las diferentes nacionalidades (de esa unidad de destino en lo universal que es España) en recuperar sus idiomas. De solo pensar en esos niños llevando sus libros de lengua española, inglesa, y catalana, vasca o gallega, escalofríos me daban al ponerme en su pellejo (y no digamos si eligen letras y se meten con el latín y el griego...). Y si encima son hijos de emigrantes y su lengua materna es, por ejemplo, el árabe, pues acabáramos.

Pero algo está fallando, por lo menos en lo que concierne a Cataluña. Me temo que la goma se ha estirado demasiado desde un solo lado. Lamentablemente, en muchos casos, lo que se avanza con el catalán se pierde con el castellano. Es así. Y lo que para muchos es bueno, esa hegemonía de un idioma sobre otro, para mí es una pérdida de una gran oportunidad de dominar, al menos, dos idiomas a la perfección.

Tengo encima de la mesa un original escrito en castellano por un catalán profesor titular de universidad (o sea, tonto no es). Bueno, escrito es un decir. En realidad es una traducción mal hecha. Está pensado en catalán y después mal escrito en castellano. Me recuerda a esas traducciones del inglés hechas por el vecino ése que sacaba notable en BUP. Y no, no es un caso aislado. Aquí llegan muchos proyectos de manuales universitarios así.

A mí me parece un desperdicio. Pero es solo una opinión. Y, afortunadamente, conozco alguna catalana que escribe de maravilla... en castellano (y seguro que también en catalán).
Miniconsejo:
Los habitantes de los United States of America se nombran a sí mismos como americanos ("we, the american people"). En realidad, es el único país que incluye la palabra América en su topónimo. Pero bueno, eso que lo digan ellos si quieren. Para nosotros lo mejor es estadounidense, aunque ciertamente es incómodo. Ni yankee (no llames yankee a un tejano) ni norteamericano (Canadá y México, como Teruel, existen).