25 octubre 2006

¿Cotilleo?

Esto de los blogg es de coña. Debe de ser el único sitio donde el cotilleo está bien visto, donde se dejan las cortinas recogidas para que a través de unas ventanas abiertas te puedan contemplar. Y además se hace a conciencia, con gusto, con la esperanza de que ocurra (aunque no es mi caso, porque por aquí no se asoma nada más que alguna India Mia que otra).
Pero reconozco que, a través de algún blogg que visito frecuentemente, a veces me asomo a otros recomendados, donde veo y leo que no soy el único que lo hace. Menos mal.
Y así, navegando como se dice ahora, me tropiezo en el blogg de una amiga de mi amiga con un texto en el que se ponen a parir los best-séller y, de paso, claro, a libreros y, por cercanía, a los editores que los publican.
Y me parece normal. Normal porque las editoriales nunca se preocuparon de lavar su cara, de poner a cada uno en su sitio, de explicar el porqué de algunas de sus políticas de empresa, mitad por dejadez, mitad por miedo a las represalias. Sí, represalias de distribuidores, de autores, de representantes, de vendedores...
Una editorial, una librería, en el mercado libre, es como una churrería: si no vende, cierra. Aunque es verdad que a veces se consiguen ayudas para la edición, sobre todo si te da por publicar aquello que se sabe que no va a comprar ni la mamá del autor, como por ejemplo estudios científicos, libros de investigación, etc.
Lo que normalmente no se sabe es que del precio de venta al público, el distribuidor, el que lleva los libros al punto de venta, se lleva entre el cuarenta y el cincuenta por cien del PVP. El librero, el que lo vende, el diez por cien. El autor, dependiendo de su fama y éxitos anteriores, el quince, el veinte o más por cien. Y además, están los gastos de fabricación, claro, y los de promoción, publicidad, personal, etc.
Para que todo este tinglado funcione, para que salgan los números, cosa que, si se ha leído el párrafo anterior, parece imposible, se tiene que dar una premisa fundamental: hay que reimprimir, es decir, se tienen que vender cuantas más ediciones mejor, o sea, tener libros que sean mejor-vendidos (best-séller). Es más barato reimprimir que editar por primera vez, ya que el prototipo está hecho: los gastos de edición (adelantos a autores, traductor, maquetador, corrector, diseñador...) y publicidad repercuten sobre la novedad, pero no en las sucesivas ediciones.
Por eso, cuando vemos esas mesas de novedades con los libros de Marian Hayes tan bien colocados, al lado del último de Isabel Allende, junto con los del brasileño superstar, pensemos que las ventas de éstos permiten editar los otros libros, esos que están algo perdidos en las estanterías o que hay que encargar porque al dependiente de El Corte Inglés ese autor le suena a sánscrito. Gracias a esas ventas sobreviven otras editoriales del mismo grupo que nos editan esas minoritarias obras que, a muchos, nos gustan, pero que pocos compramos.

Truquito...

5. Las siglas quedan más elegantes sin punto: P.V.P. es menos estético que PVP. Con las siglas de los plurales pasa lo mismo: es mejor RR PP, con un espacio, que RR.PP., aunque aquí, en los plurales, es más frecuente ver los puntos: EE.UU.