21 julio 2008

Bubbles

Leo en un blog de una cuasicolega de profesión lo siguiente:
"... ¿no habéis pensado que los blogs personales, donde «yo» cuenta su «yoicidad» y su «yoísmo» y su «mismidad» están condenados a la extinción? Yo sí lo pienso. Este extraño renacimiento romántico del siglo XXI toca a su fin, amigos. Hay que tener los cojones realmente cuadrados para pensar que nuestras miserables vidas les importan a alguien que no nos conoce. Yo siempre he intentado que este blog hablase de mi profesión, pero es evidente que no he podido evitar, en muchas ocasiones, hablaros de quién soy yo, y de cómo me gusta rascarme cuando me pica, porque el ego de Maritornes es mayor que el de cualquier mindundi pedorril que pulula por la blogosfera. Esto, desde un punto de vista objetivo y científico, no tiene ninguna razón de ser. Así que renaceré..." (http://corteycorreccion.blogspot.com/).
Y hoy pincho en mi blog favorito para ver si hay algo nuevo, y veo que ya no existe. Pero no, no me sorprende porque no es la primera vez que pasa: cada equis tiempo, la burbuja explota y
me quedo mirando al cielo como un bobo.
Quizá ella, mi blogautora favorita, piense como Maritornes, que su "miserable" vida no le interesa a nadie que no le conozca. Espero que no lo piense de quienes sí la conocemos un poquito. Y también espero que, cuando le dé la gana, vuelva a deleitarnos.
Yo en cambio no tengo esos problemas. Mi blog es semiclandestino, y por aquí entra muy poca gente. Dejo de escribir cuando me place, pero aún no me he convertido en bloguicida...