04 octubre 2006

Vecinos

Vecinos, vecinos, esa raza...
Dicen los que tienen la desgracia de rodearme que soy algo (o bastante) rancio en mis relaciones con los demás. Que debería ser más abierto, hablar más, ser, en suma, algo más simpático. Yo me quedo mirándolos, y no contesto, porque es una batalla perdida. Va a ser verdad que lo soy, pero es que en realidad me da igual que lo digan.
Si en algo soy inglés es en mi trato con los vecinos. Lo admito. A mí me basta con un "Buenos días", un "Hola, ¿qué tal?" o un "Vaya frío, ¿eh?". ¿Para qué más? Por mi experiencia, el vecino (el español) tiene como misión principal la de adueñarse del brazo si le ofrecen la mano. Y hasta ahí podríamos llegar. A mí eso de cada uno en su casa y Dios en la de todos no me parece tan mal (bueno, vale, también lo admito, me parece genial).
Y todo esto viene porque a veces, sólo a veces, me da por pensar en el coche, en los atascos, y como parece que las neuronas (las dos) ayer trabajaron bien, me dio por asimilar las casas de cada uno con los bloggs. Y claro, un blogg es un sitio abierto a cualquiera que tenga el suyo, e incluso a cualquiera que se asome si no se ponen restricciones a los usuarios anónimos o no registrados.
Si a mí me diera, que no me da, por asomarme aquí todos los días, y tuviera capacidad de creación suficiente como para escribir y atraer a diario, que no la tengo, ¿cómo me sentaría que se asomaran personajes digamos que me provocaran cierta inquietud? Gente que, como decía Flo, se mola a sí misma, gente "estupenda"... O sea: vecinos.
Por suerte, este sitio es prácticamente un balcón para una sola persona, y que siempre es realmente bienvenida y esperada. Pero, ¡ay!, me pongo en su lugar y a veces me digo: "¿por qué no lo manda al carajo de una vez?". Claro que yo soy yo, y ella es ella (para su fortuna).