09 febrero 2009

Bomba

Un ruido seco, unos cristales que vibran, una ligera sensación de movimiento y dos horas de excitación. Teléfonos que no paran de sonar ("¿todo bien?", "¿lo has sentido?", "¿has visto la columna de humo?"). Media empresa que sube a tu sitio (“jóder, qué bien se ve desde aquí”). Atascos, retrasos, algún ataque de nervios que termina en noticia de primera página. Ambulancias del Samur, bomberos, coches K, policía municipal…
Si los palestinos pudieran vernos por un agujerito (incluso si pudieran vernos por la tele, cosa que dudo), alucinados quedarían.
Pues mira, oye, igual se sonreían por primera vez en meses. Ya se sabe que no hay mal que por bien no venga.