Los herederos

Tenemos heredera. Dicen que muy guapa, a pesar de esa inoportuna manchita. La verdad es que con manchita o no, ya era hora. Y digo que ya era hora porque, oiga, a mí la línea de sucesión al trono de la Españas me preocupaba mucho. A uno le da por pensar siempre en lo peor, y de sólo imaginar que le pudiera pasar algo al Principito... Porque, la verdad, no veo a la hermanita de reina y al Marichalao de consorte. Joooder, sólo de pensarlo, como que no me hallo. Y después el Froilán, aunque quién sabe, igual resultaba divertido verle dar pataditas en las Cumbres Iberoamericanas.
Pero no pasa nada; ahora vamos a cambiar la Constitución y todo arreglado. Claro que, bien pensado, si a la herederita le pasara algo, diosnoloquiera, y si por ley las mujeres pueden reinar... Ay, ay, ay. Sólo nos queda una solución: hermanos y hermanas para la heredera YA, PERO YA.
Al fin y al cabo, sus papás no tienen tanto que hacer.
O sí.